Cetrino elixir que los cristales empañas sin rocíos de madrugada
Desenfoca retinas enrojecidas y enaltece amalgamas del alma
Sobre cartílagos estacionas la acidez que resquebrajan las barajas
Conciertas danzas gitanas, con trucos mágicos las risas enjaulas
Seduces con tus alas bronces hasta a las purezas más blancas
Deslizándote a través de las oberturas, ascendiendo hasta la llaga
La llaga hirviente, llena de pus que ningún analgésico resguarda.
Riachuelo que reflota sobre la atmósfera de indefinidas siluetas
Sí, podría seguir tus risas oblicuas pero no tus ascensiones rectas
Entre las colinas angulosas que desprenden ordinarias esencias
Duna inclinada que se curva próxima a los pliegues de la caverna
Ondula mis mil hojas a través de las gotas que transpira la arena
Sobre el tercer y cuarto ojo rosado humedece las cúpulas repletas
Descomprime los copos ya no más sólidos de ésta azúcar en fiesta.
Tras los vapores de telones destechados de talcos y subsuelos
Tras las melodías escurridizas de las seducciones de fino revuelo
Descalzos desencontramos relajados cuerpos e indómitos mareos
Enfundados en balanceantes sueños sobre góndolas de cieno
Desde aquí los ángeles cantan sonetos a los surrealistas sexos
Desde aquí me deleito sin morales, conciencias ni breves rezos
Maravilloso mundo de amores reinventados, antiguos y nuevos.
Müller